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Consejos para elegir un calzado confortable

Guía

El 15% de los accidentes laborales que causan baja afectan a los pies. Por ello, es imprescindible que cada actividad profesional utilice un calzado en función de sus necesidades específicas. Este simple trámite puede prevenir la aparición de patologías graves y, por consiguiente, mejorar el rendimiento laboral.

El calzado laboral debe contemplar tres aspectos básicos: las características morfológicas de su portador, los factores ambientales y entorno laboral, y el tipo de actividad que se realiza.

La Guía de Recomendaciones para la Selección del Calzado Laboral Ergonómico, editada por el Centro Tecnológico del Calzado de La Rioja (CTCR) y el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV), ofrece una serie de consejos para elegir un calzado confortable. Estos son algunos:

 

  • El calzado no debe oprimir el pie. La horma debe ser generosa y el sistema de cierre permitir una cierta variación en el ajuste, de manera que se adapte tanto al cambio de forma y volumen del pie a lo largo de la jornada laboral como a los distintos tipos de pies cuando se adquiera el mismo modelo para distintos usuarios. Se recomienda una puntera redondeada que permita que todos los dedos se alojen cómodamente en su interior.
  • El calzado debe adaptarse a los movimientos del pie de forma que sean eficientes y el pie se encuentre protegido. El calzado no debe entorpecer los movimientos del pie, debe ser ligero, flexible y estable. Conviene comprobar que el calzado no se clava en el empeine al flexionarlo y que la línea de flexión del calzado coincide con la de la articulación del pie. Cuando el calzado incorpore elementos de protección intente que éstos, protegiendo el pie, se adapten a sus movimientos sin causar molestias.
  • El zapato debe proporcionar suficiente agarre para evitar caídas y permitir avanzar eficazmente. Los tacos y las ranuras mejoran el agarre. Trate de evitar las suelas lisas o sin dibujo. Si el piso es de cuero debe incorporar inserciones de goma en el antepié y en el talón.
  • El calzado debe proporcionar protección térmica. El corte debe ser transpirable para evitar una sudoración excesiva en ambientes cálidos y aislante térmico en ambientes fríos. La suela debe aislar térmicamente al pie del terreno, evitando la transmisión de calor en verano y de frío en invierno.
  • Una buena plantilla puede mejorar considerablemente el confort del calzado. Debe ser blanda y con cierto espesor para proporcionar una buena distribución de presiones en la planta del pie y evitar la aparición de zonas sobrecargadas. Además de transpirable conviene que sea absorbente para evitar la acumulación de humedad en el interior del calzado.

Cuida tus pies

El refranero popular echa mano de ellos muy a menudo “hay que andar con pies de plomo”, “ha caído rendido a sus pies”, “hijo, tienes que poner los pies en la tierra”… Y aún así, nuestros pies continúan siendo una de las partes más olvidadas del cuerpo. Desde que nacemos hasta que morimos, caminamos alrededor de 60.000 kilómetros, ¡hay quienes cambian el coche con muchos menos!

Por ello, además de elegir el calzado que mejor se adapte a su morfología, también es necesario mantener un cuidado e higiene diarios.

Si practicas estos sencillos consejos, seguro que te evitarás más de un disgusto:

  1. Lávate los pies a diario: en la ducha o fuera de ella, es importante lavarte bien los pies para evitar las infecciones. Asegúrate de lavar los tobillos, plantas, uñas y espacios entre los dedos. Tómate tu tiempo.
  2. Sécatelos bien después de lavarlos: sobre todo los espacios entre los dedos, ya que el exceso de humedad y el calor favorecen la proliferación de hongos y bacterias.
  3. Aplica con regularidad un desodorante de pies. De este modo evitarás una sudoración excesiva.
  4. Mantén la piel bien hidratada. Sobre todo en la zona del talón, que es la parte que más tiende a agrietarse y, por ello, la que más hidratación necesita.
  5. Utiliza medias o calcetines de tejidos naturales como el algodón y evita las fibras sintéticas.
  6. Córtate las uñas con forma recta-cuadrada. Es aconsejable limpiarlas cada vez que las cortes.
  7. No compartas tu cortauñas. Sobre todo en el caso de posibles patologías ungueales, ya que podrías transmitir la enfermedad.
  8. Utiliza un calzado cómodo, flexible, y de anchura adecuada a tus pies, con materiales naturales y huye de los tacones demasiado altos (4 cm. como máximo).
  9. No camines descalzo por las duchas públicas. Ponte zapatillas adecuadas o chanclas de goma.
  10. Si llevas un tratamiento ortopodológico (plantillas de silicona, prótesis o soportes plantares), revísalo con frecuencia. Los materiales se desgastan y pierden su utilidad.

Fuente:

http://www.unitatdelpeu.com